domingo, 23 de agosto de 2009

Pobreza, Nutrición y Desarrollo

José Gerardo Guarisma Álvarez
Rector de la Universidad Bicentenaria de Aragua
Domingo, 23 de agosto de 2009

Desde las primeras mediciones de la pobreza que realizó Benjamin Rowntree en la ciudad de York a principios del siglo XX hasta los más refinados instrumentos desarrollados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el problema de la Pobreza ha sido el de definir un estándar apropiado para medir la situación de privación y desventaja que sufre un determinado grupo de individuos.

Las mediciones convencionales utilizan la Línea de Pobreza, basada en una cierta cantidad de dinero que se considera necesaria para satisfacer las necesidades básicas de un individuo representativo y, por extensión, su grupo familiar. También es habitual que se utilice el método de Necesidades Básicas Insatisfechas, el cual incorpora indicadores más detallados que el método de Línea de Pobreza.Pero estos indicadores por si solos, no bastan para caracterizar el dramatismo de la situación Las cifras de personas que carecen de lo básico para sobrevivir con un mínimo que garantice un nivel elemental de salud son altas, como por ejemplo : más de 1.200 millones de seres humanos no tienen acceso a agua potable; 1.000 millones carecen de vivienda estimable; existen 840 millones de personas mal nutridas, de los cuales 200 millones son niños menores de cinco años, y 2.000 millones de personas padecen anemia por falta de hierro; 880 millones de personas no tienen acceso a servicios básicos de salud; y 2.000 millones de personas carecen de acceso a medicamentos esenciales.

Para resumir, nada menos que el 80% de la población mundial vive en la pobreza. Cabe destacar que la falta de salud no es ni causa ni efecto de la pobreza, es un componente más de la misma, un hecho sustancial a ella y un parámetro que, quizás como ningún otro, ayuda a identificarla.

Es de hacer notar que las naciones más pobladas de la Tierra, son también las más pobres, pero no en recursos. Los países mas ricos del mundo, como son el caso de Finlandia, Noruega, Portugal, Alemania, Estados Unidos, etc,. no cuentan tal vez con ciertos recursos muy necesarios como los tienen las naciones pobres En el caso de las naciones nórdicas europeas tienen varios meses de invierno y noches largas, lo que implica un clima no apto para la agricultura y entonces no cuentan con una agricultura manejable y barata. Los Estados Unidos por ejemplo, no cuentan con un clima propicio para elaboración de caña de azúcar, mientras que Bangladesh, Vietnam, India, si lo tienen.

Un elemento vital para establecer donde está la diferencia entre el desarrollo y el subdesarrollo, además de la educación, se tiene en la desnutrición.La desnutrición limita el potencial intelectual de una nación, al provocar un daño irreversible al desarrollo físico, mental y social de los niños , cuando está presente desde la concepción hasta el segundo año de vida. Y en el mundo de hoy, son los recursos intelectuales, más que los recursos naturales o físicos, los que cada vez con mayor frecuencia determinan el poder de una nación. ¿Cómo puede una nación competir internacionalmente cuando entre el 20 y el 50 por ciento de su población está intelectualmente comprometida? Ninguna nación puede darse el lujo de desperdiciar su mayor recurso: el poder intelectual de su gente. Sin embargo, precisamente es esto lo que está sucediendo en lugares donde el bajo peso al nacer es común, donde los niños no alcanzan su potencial real de crecimiento, donde las deficiencias de micronutrientes dañan permanentemente el cerebro y donde la anemia y el hambre a corto plazo limitan el rendimiento escolar.

La importancia del tema de la Nutrición es simple: está estrechamente ligado con pobreza y desarrollo. En consecuencia, la desnutrición es mayor en los sectores más pobres de la población. Hoy, no podemos dejar de sumar a dichas condiciones, el impacto de la crisis alimentaria a éste segmento tan vulnerable. Para el Banco Mundial, la crisis alimentaria puede implicar 7 años perdidos en la lucha contra la pobreza a nivel mundial, 22 países están en riesgo de padecer hambruna, 30 países presentan desequilibrios sociales, 100 millones de pobres están en riesgo de caer en pobreza extrema (30 únicamente en África), 862 millones de personas están expuestas a problemas serios de desnutrición, son 2000 millones directamente afectados en todo el mundo, y regionalmente hablando, 10 millones de personas en América Latina están en peligro de caer en pobreza extrema.

Son cifras alarmantes, que deberían colocar a todas las naciones del mundo en un alerta global, en donde cada nación desarrolle estrategias y políticas productivas que permita a la población el disfrute de una mejor calidad de vida Es por ello que se deben propiciar políticas alimentarias para la optimización del contenido de las canastas de alimentos utilizada en la definición de líneas de pobreza, considerando el contenido nutricional de los productos alimenticios y la evidencia empírica de estudios recientes sobre epidemiología de la nutrición y estudios clínicos analizando las relaciones entre dietas y salud. Se deben establecer políticas para aportar los requerimientos nutricionales óptimos para lograr el máximo potencial de desarrollo humano; por ejemplo, crecimiento y desarrollo óptimo, una vida larga y productiva libre de enfermedades, dados el perfil genético, características demográficas, condiciones laborales y ambientales de diferentes grupos de población. Se deben adoptar las recomendaciones de grupos de expertos sobre ajustes a los requerimientos nutricionales y/o estratos de referencia utilizados en la definición de las líneas de pobreza e indigencia. Se deben insertar los aportes para la conformación de políticas públicas (salud, nutrición y reducción de pobreza) de estas recomendaciones. Es de hacer notar, al propio tiempo, que la nutrición es aprendida, ya que la alimentación pura y simple no es nutrición.

Debemos comprender que para nutrir a una población debe de existir un balance en los diferentes tipos de alimentos y conocer las técnicas de cómo prepararlos. Existen pueblos muy alimentados, pero mal nutridos. Se pueden citar los ejemplos de naciones con una buena agricultura, pero con una falta de acuicultura o pesca, en donde los habitantes evidencian carencias de calcio, fósforo y otros minerales esenciales, que degeneran en enfermedades como la ateroesclerosis, bocio, etc.; mientras que hay otros que son ricos en una dieta de extractos marinos, pero baja en vegetales y frutas, lo que degenera en una falta de Vitamina C, siendo pueblos muy propensos a las enfermedades infectocontagiosas, virus sensibles, gripe, fiebres, etc.
Para solventar los problemas de la pobreza y la desnutrición, hay que acelerar el crecimiento económico. El crecimiento es el arma más poderosa en la lucha para mejorar la calidad de vida.

Un crecimiento más rápido requerirá políticas que estimulen la estabilidad macroeconómica, que muevan recursos hacia sectores más eficientes y que se integren con la economía global. Debe procurarse el mejoramiento de la distribución del ingreso y la riqueza Los beneficios del crecimiento para los pobres pueden erosionarse si la distribución del ingreso empeora. Sin embargo, las políticas dirigidas a una mejor distribución del ingreso no se han entendido bien; por lo tanto, aprender más sobre el impacto de estas políticas sobre la distribución debe ser prioritario. Se debe acelerar al propio tiempo, el desarrollo social.

Los indicadores sociales se beneficiarán de los adelantos en el crecimiento económico y en la distribución del ingreso y de la riqueza, pero todavía queda espacio para políticas que se centran en actuaciones que tienen gran impacto sobre la salud y la educación. Las prioridades en la lista son la educación femenina, el acceso a agua potable y salud, la inmunización para los niños, así como la protección de los más vulnerables. Los trastornos financieros de los últimos dos años han asestado un duro golpe a las esperanzas que abrigábamos de reducir la pobreza. Hace sólo poco tiempo, confiábamos en que el objetivo internacional de desarrollo de reducir la pobreza a la mitad se alcanzaría en los próximos 20 años en la mayoría de las zonas del mundo. Hoy, países que hasta fechas recientes creían que estaban ganando la batalla a la pobreza están viendo cómo ésta surge de nuevo, junto con el hambre y el sufrimiento humano que lleva consigo.
Lo primero que deben aprender los encargados de las políticas de la crisis de Asia oriental y su posterior propagación a Rusia, Brasil y otros mercados emergentes, es la necesidad de evitar el deterioro irreversible del bienestar social del pobre. Este deterioro se puede producir, por ejemplo, cuando los niños se ven obligados a salir de la escuela para ayudar a su familia y nunca reanudan sus estudios, el aumento de la malnutrición infantil que retrasa el desarrollo mental de los niños o cuando el malestar causado por la crisis se convierte en una característica permanente. Es hora de atender el problema social desde sus raíces para generar el bienestar humano esperado.Abordemos el problema de la desnutrición para derrotar a la pobreza, para concretar el bienestar de pueblos y naciones. Esa es la primera batalla que debemos librar por el desarrollo.
gerardoguarismauba@gmail.com

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