viernes, 19 de marzo de 2021

 

La discapacidad y el valor de la autonomía

Entrevista realizada a María Teresa Moreno Zavaleta

Entrevistadora: Roxana Aguilar, presidenta de la Asociación Peruana para la promoción de la atención de la Primera Infancia - APPAPI

Marzo, 2021  

1.       ¿Cómo se ve afectada la actividad Autónoma de los niños y niñas que presentan discapacidad?

Lo difícil de esta situación es que la autonomía de los niños y niñas con discapacidad se ha visto afectado de diferentes maneras:

a)       Según las características del cuidador: en la medida que los cuidadores o adultos que los cuidan se encuentran estresados, desmotivados, no manejan bien sus emociones o desean hacer otras cosas y se sienten limitados de lograrlas porque deben cuidar a sus familiares con discapacidad, todo ello conlleva a una relación frágil y fragmentada.

En ocasiones las personas tienen que asumir tareas del hogar que antes no lo hacían y también puede que no tenga el apoyo de una persona externa, todo eso le recarga y puede generarle mucho estrés-

b)      Según el desarrollo y los aprendizajes del niños y niña con discapacidad, por ejemplo, si los niños pueden moverse en libertad, tener control de su cuerpo y extremidades, posiblemente sean más autónomos y ellos han podido adaptarse mejor a los cambios, pero si no desarrollaron la autonomía, es probable que su situación de dependencia física y emocional se haya incrementado.

La pandemia ha sido para todas las personas una oportunidad para aprender a cuidarnos, pero a la vez aprender a cuidar a los más vulnerables, y valorar el rol que cumplen los cuidadores en esta tan importante tarea. Posiblemente, hemos fallado en el mensaje del cuidado, porque no se ha colocado en los mensajes la importancia del respeto y la humanización, cuidarnos no es solamente protegernos del virus, es aprender a convivir con él y respetar a todas las personas que viven con nosotros asumiendo su cuidado y disminuyendo las barreras para que ellos también sean protagonistas de su propio cuidado.

Los niños y niñas con discapacidad han aprendido también a convivir en el distanciamiento y creo que debemos valorar lo mucho que ellos nos enseñan sobre cómo vivir en casa y darle valor a las pequeñas cosas como son por ejemplo, las rutinas limpieza y organización del hogar.

 

2.       Sin embargo, para comprender más este tema es necesario comprender bien el concepto de la autonomía ¿Qué es la autonomía?

·       En la filosofía clásica, la autonomía se entiende como la capacidad del individuo para tomar decisiones racionales libres de interferencias indebidas de otros (Dworkin 1988; Kant 1981; Rawls 2009).

·       El desarrollo del yo es un proceso que tiene lugar en las relaciones con otras personas, por lo que la autonomía no se entiende únicamente en términos de independencia y autodeterminación.

·       La autonomía puede padecer un concepto no inclusivo porque no aplica a todas las personas, debido a que existen algunas personas que requieren de asistencia permanente y en esos casos tienen la autonomía limitada. En estos casos, es muy importante que las personas con discapacidad severa o multidiscapacidad puedan sentirse representados por las personas que lo cuidad en tanto se reconozca su plena humanidad y dichos cuidadores lo traten con respeto y valoren su vida.

·       Otro aspecto para tomar en cuenta es que la autonomía se va logrando en la medida que los niños se van adaptando al medio que lo rodea, por eso la importancia del adulto de darle las condiciones para su adaptación.

 

3.       ¿Cómo comprender y aplicar el concepto de autonomía en la vida de las personas discapacitadas que requieren un apoyo más intensivo?

·       Las personas discapacitadas tienen derecho a recibir la asistencia adecuada para tomar decisiones y participar activamente en las decisiones relativas a su vida diaria

·       Es necesario promover la autonomía relacional con el apoyo, la promoción y la habilitación como elementos clave para que florezca la autonomía personal.

·       Debemos aprender a cuidarnos, el cuidado muchas veces no es una elección, es una responsabilidad, a veces he vista como una carga y muy pocas veces como un privilegio. El cuidar también llega a preguntarse por qué debe cuidar y dejar o renunciar a su propia vida.

 

4.       ¿Qué recomendaciones les podemos dar a las familias en esta época de pandemia?

·       En principio todo cuidador necesita tener un apoyo emocional de otro cuidador o una red de cuidadores.

·       Es importante que los padres comprendan que su rol debe ser de soporte, y que, si bien en ocasiones será necesario ofrecer ayuda a su hijo, solo deberán hacerlo cuando el niño así lo solicite.

·       Eliminar prejuicios y estereotipos, para dar pase a aprendizajes positivos que le enseñen al niño que la discapacidad no es una limitación para alcanzar sus objetivos.

·       Evitar la sobreprotección, esto implica que el cuidador no realice todas las actividades por el niño o niña, es necesario que podamos dar las condiciones para permitir que ellos tomen la iniciativa, acompañarlos y estar disponible para prestar ayuda en caso de ser necesario. Es probable que al intentar una actividad nueva demore un poco, pues estará descubriendo la manera óptima de hacerla. En esos casos felicita sus avances y aliéntalo a continuar.

·       Mantener una escucha activa, ayudará a identificar cómo se siente y si le gustaría o no recibir un apoyo. Esto implica observar qué hace, cómo lo hace, sus gestos, movimientos y desplazamientos, inclusive estar atentos a su curiosidad.

·       Permitir al niño que pueda realizar las actividades de rutina diaria a su ritmo y según las condiciones que nosotros le preparemos. Por ello es importante que primero lo acompañemos y no dudemos que ellos lo pueden hacer solos, demos la oportunidad de que ellos lo hagan por sí solos.

·       El movimiento libre es crucial, si dejamos que ellos puedan mover su cuerpo, coger diferentes objetos y puedan controlar movimientos gruesos y finas, le permitirá luego que pueda desplazarse libremente, cambiarse su ropa por si mismo, incluso lavarse o comer solo.

·       Adaptar o adecuar los espacios de la casa, brindar acceso tecnológico que permita que la persona pueda hacer las cosas por sí misma.

·       Fomentar la autonomía en los niños con discapacidad, es todo un proceso en equipo familiar que dependerá de tiempo, compromiso y actitud.

·       Los niños requieren el cuidado de adultos, sin embargo, no es cualquier cuidado, es un cuidado que les permita desarrollar seguridad en sí mismos y autonomía. Si esto no lo estamos logrando, es necesario pedir ayuda adicional.

 

5. Cuéntanos lo que quieres comunicar con tu libro: ¿Interacciones vinculares en el sistema de cuidado infantil?

·       El libro relata y analiza las historias de vida de 10 niños, entre 18 a 22 meses de edad, a quienes se les hizo un seguimiento para conocer las prácticas de interacción de los adultos que lo cuidan.

·       Al inicio pensaba que el cuidador era solo la mamá, pero al analizar cada uno de los casos, visibilicé la constelación de cuidadores que se hacen cargo también del cuidado del niño y que en la mayoría de los casos la gestión del cuidado recae las mujeres, ya sea la madre, la abuela o algún otro cuidador (vecina, tía, amiga, etc.).

Identifiqué algunas características de las interacciones durante el momento de juego y alimentación:

• Las características del sujeto cuidador en relación con los vínculos que establece varía de acuerdo con la permanencia, continuidad e intensidad del cuidado.

• La respuesta puede ser oportuna o tardía según el grado de demanda de cada niño o niña.

• La relación que se establece con el niño puede tener diversos grados de dependencia y puedo no ser considerada como un privilegio el tener que asumirlo.

 • Durante el desarrollo del vínculo se identificó la fragilidad, fragmentación y diversidad del cuidado

• Diversas formas de cuidar puede generar incoherencia entre sujetos cuidadores que confunden al niño

 • La calidad del cuidado depende del tiempo, la actitud y la seguridad que genera en el niño o niña, la calidad está condicionada al contexto de cada familia.

En conclusión, el libro presento una nueva perspectiva del cuidado, con dinámicas diversas según el contexto, que difieren de acuerdo con la fragilidad, fragmentación y diversidad de las interacciones vinculares. Si bien es el niño o niña es el sujeto central y de interés del cuidado, aún queda mucho por aprender sobre su rol como protagonista de su crecimiento y desarrollo a partir de su relación con su cuidador o cuidadora o con su red vincular.

Las relaciones vinculares no se dan solo entre la madre y el hijo o hija, sino que se dan con otros actores familiares o actores comunitarios, por lo que los vínculos son múltiples, convirtiéndose en factores protectores del cuidado, en tanto exista permanencia y continuidad.

La gestión del cuidado constituye un proceso de optimización del cuidado infantil, que representa un valor agregado a las intervenciones públicas. La gerencia del cuidado se ve limitada también por la información con la que cuenta la madre y por la información que recibe de su entorno y de los servicios a los cuales acude; sus decisiones pueden ser más certeras en la medida en que comprende la magnitud del problema o siente la confianza de poder contribuir a mejorar sus prácticas de crianza.



https://www.facebook.com/appapi.peru/videos/957779408359107/


 

 

martes, 9 de marzo de 2021


Interacciones que promueven aprendizajes

¿Cómo se potencian con la afectividad?

María Teresa Moreno Zavaleta

Marzo, 2021

 Las personas desde que nacemos estamos en constante interacción con el mundo que lo rodea, nuestros sentidos son la puerta de entrada para iniciar las interacciones.

Las interacciones se inician con nuestra capacidad de utilizar nuestros sentidos y estar en contacto con otras personas.

Sin embargo, podemos interactuar con las personas de diferentes formas, a veces de manera positiva u otras veces de manera negativa, las interacciones varían de persona a persona según el contexto o el momento en que se producen, pero el valor o significancia de las interacciones está en las consecuencias que se generan cuando estas interacciones son de calidad, es decir son positivas, permanentes y durables.

Cuando crecemos en un espacio de interacciones positivas, de respeto y tolerancia, cuando la interacción establece más que diálogos comunicativos, una construcción social sujeto, podemos decir, que vamos aprendiendo más de nosotros mismos, de los otros y del mundo que nos rodea, en ese escenario se puede decir que las interacciones promueven aprendizajes duraderos para toda la vida.

Los niños pequeños están en constante interacción con los adultos que lo cuidan y con los objetos que tiene a su alcance, si nos detenemos a observar a un bebé, podemos ver la atención e interés con la  que toca los objetos, los pasa de mano en mano, descubre su textura, su espesor, los hace sonar, los lanza, etc, puede hacer muchas cosas, durante esta interacción descubre las que puede establecer relaciones entre los objetos, los puede transformar, pero estas interacciones no son recíprocas se producen solo cuando hay una intención porque los objetos a diferencia de las personas no comunican lo que piensan o lo que sienten.

Durante las interacciones con los adultos, los niños descubren que se produce un diálogo sincrónico, es decir una respuesta cariñosa, afectuosa, que envuelve al niño de emociones, eso le permite sentirse aceptado y valorado y le da la oportunidad de expresarse.

Muchas veces los adultos creemos que estamos interactuando bien con nuestros hijos porque estamos pendiente de él y porque le damos todo lo que nos pide o al menos atendemos sus demandas, pero sin embargo, es importante reflexionar si las interacciones son o no de calidad, si realmente están produciendo emociones positivas, construyendo la identidad de nuestro hijo que le permita tener iniciativa y actuar por si mismo, porque si eso no se está logrando debemos pensar que algo no estamos haciendo bien.

La interacción no es solo dar, mirar, hablar, tocar, sonreír, es un proceso recíproco que se da de manera simultánea, “miro y me mira”, “toco y me toca”, “sonrío y me sonríe”, “le hablo y me responde”, “escucho y respondo”.  En este proceso ambos se tienen que sentir sostenidos el uno del otro, y si estas interacciones son constantes entonces se forman vínculos permanentes.

En la figura, se aprecia un esquema descrito por Allan Schore (psicólogo e investigador estadounidense en el campo de la neuropiscología), él nos dice que los encuentros entre el cuidador y el bebé, cuando son afectivos o de calidad, se empiezan a generar un conjunto de habilidades y mecanismos para enfrentar y regular el estrés, las emociones, las situaciones novedosas y los estados mentales.

Las interacciones de calidad por tanto se convierten en procesos de aprendizaje, a continuación, enumero algunos procesos de aprendizaje:

  • La toma de conciencia de uno mismo y del otro.
  • La comprensión de las diferencias entre uno y otro
  • La posibilidad de desarrollar pensamientos y lenguaje
  • La construcción social de la persona: aprende a respetar al otro, a valorar la diversidad y a respetarse a sí mismo.

 ¿Cómo generar interacciones durante la educación a distancia?

Es una pregunta difícil de responder, pero necesaria, dado que la pandemia nos lleva pensar en formas de interactuar con quienes no podemos ver o estar cerca. Aquí lo primero que viene a mi mente es contar con un medio que nos permita interactuar, la mayoría de las personas hemos optado por usar los celulares, las computadoras o tablets. Se ha dejado de lado otros medios que también nos permiten interactuar. Por ejemplo, hace 30 años atrás no existían teléfonos celulares sin embargo, las personas se podían comunicar con sus familiares que estaban lejos. Recuerdo haber utilizado las “cartas”, que alegría enviar una carta y una alegría doble recibir una carta, pues bien, se ha cambiado la escritura natural por los correos electrónicos. No es lo mismo, pero ya nos acostumbramos a este medio que es rápido y que nos ayuda, pero también nos puede hacer confundir, porque cuando escribes no necesariamente trasmite tu estado de ánimo, aunque para ello, uses emoticones. También se usa el whatsapp para enviar mensajes, fotos y audios y videos. Hay teleconferencias en tiempo real donde puedes interactuar y conversar con tus seres queridos. Todo esto es fabuloso para las personas que ya tienen una lengua común y se entienden a través de las palabras o la comunicación oral.

Pero ¿qué sucede con los bebés? Ellos se encuentran en un proceso diferente, para comunicarse necesitan ver al otro, tocarlo, aprender de la imitación. Por ello, la educación a distancia debe ser dirigida a los padres para que ellos puedan mejorar la interacción con sus hijos, recibir apoyo y resolver dudas. Una pantalla nunca será una forma de aprendizaje para los niños pequeños, porque los niños necesitan interactuar con personas reales, quizás en algún momento reconozca en la pantalla a sus familiares, pero no es lo mismo, que sentirse acogido en los brazos de una persona adulta, responsiva, que responde respetuosamente a sus demandas.

Por ello, pienso que debemos usar responsablemente la educación a distancia, siempre debe ser un apoyo para los padres, también se pueden encontrar recursos virtuales que pueden apoyar a los padres para el aprendizaje, pero recuerden que nunca sustituir los medios virtuales por un contacto real.

Los niños hoy más que nunca necesitan diferenciar lo que significa el contacto con las interacciones virtuales a distancia, con aquellas que son a contacto directo. Necesitan compartir con otros niños, con otras personas que lo ayuden a enriquecer su vida con experiencias nuevas, agradables y de mucho aprendizaje.

¿Cómo debemos orientar a los padres? 

Los maestros deben usar la virtualidad para mostrarles a los padres como observar a sus hijos, identificar sus ritmos, reconocer los signos de estrés y qué estímulos lo confortan y cuáles lo desregulan, conocer estrategias de manejo ante situaciones conflictivas y fomentar las relaciones con su bebé en tiempo presente estando atento a sus necesidades.

Todo ello requiere de disponibilidad y mucha paciencia, conectarse con un niño pequeño permite cubrir una necesidad humana y es a la vez una gran oportunidad de desarrollar sus habilidades y competencias. El niño aprende a dar, a responder, a tomar decisiones, a tener iniciativa, pero, sobre todo, a sentirse contenido, querido y sostenido por un adulto responsable y respetuoso.

 Puedes ver la entrevista en Punto y Solución


https://www.facebook.com/PuntoYSolucion/videos/472280673933475 


 

viernes, 19 de febrero de 2021

Aprendizaje y desarrollo en la primera infancia


  • María Teresa Moreno ZavaletaUniversidad Femenina del Sagrado Corazón
Palabras clave: Aprendizaje, desarrollo, cuidado, educación infantil, interacciones de calidad.

Resumen

Durante la educación temprana, concentramos nuestros esfuerzos en enseñar al niño lo que tiene que aprender y no nos fijamos en lo que el niño es capaz de aprender por sí mismo, los niños aprenden a través de la interacción con los adultos, con sus pares, con los objetos, a través del juego y los proyectos de aprendizaje. Desde que nace un niño está en la capacidad de aprender y desarrollarse, los adultos cuidadores y la maestra de inicial juegan un papel crucial, conociendo al niño en acción para ofrecerle un entorno seguro, enriquecido y pertinente. Este artículo presenta una reflexión de los conceptos de cuidado, así como el de educación que está vinculado a los conceptos de aprendizaje y desarrollo, transitando por diferentes marcos teóricos. También da a conocer cómo la maestra puede utilizar herramientas sencillas en clase para promover aprendizajes a través de proyectos realizados por los niños. En la medida que los adultos cuidadores –incluida la maestra de inicial– identifican las necesidades e intereses de los niños y conocen cómo aprende el niño, según las diversas teorías del conocimiento y del desarrollo infantil, podrán contribuir a mejorar los aprendizajes en su contexto escolar o en su entorno familiar y comunitario.

Biografía del autor/a

María Teresa Moreno Zavaleta, Universidad Femenina del Sagrado Corazón

Doctora en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud por la Universidad de Manizales, Colombia; Maestría en Gestión Ambiental y Desarrollo. Licenciada en Nutrición y Bachiller en Educación, Profesora titulada en Educación Primaria del Instituto Pedagógico Nacional Monterrico.

Trabajó como Coordinadora de Formación y Fortalecimiento de Capacidades en la Dirección de Educación Inicial del MINEDU, ex Directora General de Niños, Niñas y Adolescentes del MIMP; ex-especialista en Seguimiento y Evaluación de Políticas y Programas de Desarrollo Infantil Temprano y Niñez del MIDIS. Ex-Consultora en Desarrollo Infantil Temprano de UNICEF Perú. Actualmente Docente del Diplomado de Actualización de Aprendizaje y Desarrollo del niño de 0 a 2 años de la UPCH y docente de la Maestría en Gestión de Políticas y Programas de Desarrollo Infantil Temprano- PUCP.