martes, 9 de marzo de 2021


Interacciones que promueven aprendizajes

¿Cómo se potencian con la afectividad?

María Teresa Moreno Zavaleta

Marzo, 2021

 Las personas desde que nacemos estamos en constante interacción con el mundo que lo rodea, nuestros sentidos son la puerta de entrada para iniciar las interacciones.

Las interacciones se inician con nuestra capacidad de utilizar nuestros sentidos y estar en contacto con otras personas.

Sin embargo, podemos interactuar con las personas de diferentes formas, a veces de manera positiva u otras veces de manera negativa, las interacciones varían de persona a persona según el contexto o el momento en que se producen, pero el valor o significancia de las interacciones está en las consecuencias que se generan cuando estas interacciones son de calidad, es decir son positivas, permanentes y durables.

Cuando crecemos en un espacio de interacciones positivas, de respeto y tolerancia, cuando la interacción establece más que diálogos comunicativos, una construcción social sujeto, podemos decir, que vamos aprendiendo más de nosotros mismos, de los otros y del mundo que nos rodea, en ese escenario se puede decir que las interacciones promueven aprendizajes duraderos para toda la vida.

Los niños pequeños están en constante interacción con los adultos que lo cuidan y con los objetos que tiene a su alcance, si nos detenemos a observar a un bebé, podemos ver la atención e interés con la  que toca los objetos, los pasa de mano en mano, descubre su textura, su espesor, los hace sonar, los lanza, etc, puede hacer muchas cosas, durante esta interacción descubre las que puede establecer relaciones entre los objetos, los puede transformar, pero estas interacciones no son recíprocas se producen solo cuando hay una intención porque los objetos a diferencia de las personas no comunican lo que piensan o lo que sienten.

Durante las interacciones con los adultos, los niños descubren que se produce un diálogo sincrónico, es decir una respuesta cariñosa, afectuosa, que envuelve al niño de emociones, eso le permite sentirse aceptado y valorado y le da la oportunidad de expresarse.

Muchas veces los adultos creemos que estamos interactuando bien con nuestros hijos porque estamos pendiente de él y porque le damos todo lo que nos pide o al menos atendemos sus demandas, pero sin embargo, es importante reflexionar si las interacciones son o no de calidad, si realmente están produciendo emociones positivas, construyendo la identidad de nuestro hijo que le permita tener iniciativa y actuar por si mismo, porque si eso no se está logrando debemos pensar que algo no estamos haciendo bien.

La interacción no es solo dar, mirar, hablar, tocar, sonreír, es un proceso recíproco que se da de manera simultánea, “miro y me mira”, “toco y me toca”, “sonrío y me sonríe”, “le hablo y me responde”, “escucho y respondo”.  En este proceso ambos se tienen que sentir sostenidos el uno del otro, y si estas interacciones son constantes entonces se forman vínculos permanentes.

En la figura, se aprecia un esquema descrito por Allan Schore (psicólogo e investigador estadounidense en el campo de la neuropiscología), él nos dice que los encuentros entre el cuidador y el bebé, cuando son afectivos o de calidad, se empiezan a generar un conjunto de habilidades y mecanismos para enfrentar y regular el estrés, las emociones, las situaciones novedosas y los estados mentales.

Las interacciones de calidad por tanto se convierten en procesos de aprendizaje, a continuación, enumero algunos procesos de aprendizaje:

  • La toma de conciencia de uno mismo y del otro.
  • La comprensión de las diferencias entre uno y otro
  • La posibilidad de desarrollar pensamientos y lenguaje
  • La construcción social de la persona: aprende a respetar al otro, a valorar la diversidad y a respetarse a sí mismo.

 ¿Cómo generar interacciones durante la educación a distancia?

Es una pregunta difícil de responder, pero necesaria, dado que la pandemia nos lleva pensar en formas de interactuar con quienes no podemos ver o estar cerca. Aquí lo primero que viene a mi mente es contar con un medio que nos permita interactuar, la mayoría de las personas hemos optado por usar los celulares, las computadoras o tablets. Se ha dejado de lado otros medios que también nos permiten interactuar. Por ejemplo, hace 30 años atrás no existían teléfonos celulares sin embargo, las personas se podían comunicar con sus familiares que estaban lejos. Recuerdo haber utilizado las “cartas”, que alegría enviar una carta y una alegría doble recibir una carta, pues bien, se ha cambiado la escritura natural por los correos electrónicos. No es lo mismo, pero ya nos acostumbramos a este medio que es rápido y que nos ayuda, pero también nos puede hacer confundir, porque cuando escribes no necesariamente trasmite tu estado de ánimo, aunque para ello, uses emoticones. También se usa el whatsapp para enviar mensajes, fotos y audios y videos. Hay teleconferencias en tiempo real donde puedes interactuar y conversar con tus seres queridos. Todo esto es fabuloso para las personas que ya tienen una lengua común y se entienden a través de las palabras o la comunicación oral.

Pero ¿qué sucede con los bebés? Ellos se encuentran en un proceso diferente, para comunicarse necesitan ver al otro, tocarlo, aprender de la imitación. Por ello, la educación a distancia debe ser dirigida a los padres para que ellos puedan mejorar la interacción con sus hijos, recibir apoyo y resolver dudas. Una pantalla nunca será una forma de aprendizaje para los niños pequeños, porque los niños necesitan interactuar con personas reales, quizás en algún momento reconozca en la pantalla a sus familiares, pero no es lo mismo, que sentirse acogido en los brazos de una persona adulta, responsiva, que responde respetuosamente a sus demandas.

Por ello, pienso que debemos usar responsablemente la educación a distancia, siempre debe ser un apoyo para los padres, también se pueden encontrar recursos virtuales que pueden apoyar a los padres para el aprendizaje, pero recuerden que nunca sustituir los medios virtuales por un contacto real.

Los niños hoy más que nunca necesitan diferenciar lo que significa el contacto con las interacciones virtuales a distancia, con aquellas que son a contacto directo. Necesitan compartir con otros niños, con otras personas que lo ayuden a enriquecer su vida con experiencias nuevas, agradables y de mucho aprendizaje.

¿Cómo debemos orientar a los padres? 

Los maestros deben usar la virtualidad para mostrarles a los padres como observar a sus hijos, identificar sus ritmos, reconocer los signos de estrés y qué estímulos lo confortan y cuáles lo desregulan, conocer estrategias de manejo ante situaciones conflictivas y fomentar las relaciones con su bebé en tiempo presente estando atento a sus necesidades.

Todo ello requiere de disponibilidad y mucha paciencia, conectarse con un niño pequeño permite cubrir una necesidad humana y es a la vez una gran oportunidad de desarrollar sus habilidades y competencias. El niño aprende a dar, a responder, a tomar decisiones, a tener iniciativa, pero, sobre todo, a sentirse contenido, querido y sostenido por un adulto responsable y respetuoso.

 Puedes ver la entrevista en Punto y Solución


https://www.facebook.com/PuntoYSolucion/videos/472280673933475