domingo, 12 de julio de 2009

La pérdida de la audición

Oír bien es básico para funcionar. Algunas causas de pérdida auditiva pueden prevenirse y otras es posible detenerlas a fin de evitar la sordera. Esto es especialmente importante en la infancia.Escrito por Laura Molina
Domingo, 12 julio 2009 00:00
"A los tres meses ya se puede saber si un bebé tiene problemas con la audición, porque ya reaccionan a los estímulos auditivos.”
Dr. Adán Fuentes, otorrinolaringólogo
Las estadísticas mundiales registran que hay de una a tres personas con discapacidad auditiva por cada 1,000 nacidos vivos. Esto solo incluye a quienes nacen con el problema. Muchas de las personas que no oyen pudieron haber evitado el daño, ellas o sus padres, al prestar un poco más de atención.
La sordera congénita o de nacimiento puede ocurrir por varias razones, explica el doctor Adán Fuentes, otorrinolaringólogo. La que no es prevenible es cuando hay antecedentes familiares de pérdida auditiva, es decir, están involucradas causas genéticas para que el niño nazca sin poder oír.
Pero enfermedades como la sífilis, la toxoplasmosis, el citomegalovirus, el herpes y la rubéola durante el embarazo también pueden producir sordera en el bebé y son prevenibles. Otras malformaciones congénitas que incluyen deformaciones en las estructuras auditivas causan sordera. El síndrome Down y paladar hendido, por ejemplo, dice el médico.
En tales casos lo importante es detectar a tiempo el problema, por eso se recomienda realizar exámenes de audición a los recién nacidos con los antecedentes mencionados.
Aunque los padres crean que no existen posibilidades de que un bebé tenga problemas auditivos siempre se deben observar ciertos aspectos de su desarrollo, que pueden indicar a tiempo una deficiencia en el oído.
En este sentido, detalla el doctor Fuentes, hay que tener presente que a los tres meses de edad un bebé es capaz de reaccionar a un estímulo auditivo; que entre los seis y nueve meses ya puede buscar la fuente del sonido y que a los 18 meses sigue órdenes sencillas.
Además a los dos años un niño ya tiene un mínimo de 20 palabras en su vocabulario. Si esos patrones no se cumplen se debe consultar al especialista y realizar los exámenes correspondientes.

La pérdida auditiva en la infancia también puede ser causada por golpes en el cráneo, infecciones crónicas del oído y la meningitis bacteriana. Debe ser una alerta que el niño ande supurando por el oído, advierte el otorrinolaringólogo, lo mismo si se le trata una infección pero vuelve a recaer.
Los adenoides crecidos pueden ocasionar pérdida auditiva temporal que se corrige al operarlos.
Encontrar y tratar a tiempo una deficiencia auditiva es importante, porque en los primeros tres años de vida es cuando se desarrollan las principales habilidades intelectuales del individuo. Si no se escucha, no se desarrollará el lenguaje y con ello se complica todo el aprendizaje. Con un diagnóstico temprano se pueden tomar medidas que aminoren el problema.
Corregir la pérdida auditiva depende del nivel que haya alcanzado. De este modo, si no es muy severa, se puede ayudar al niño con auxiliares que funcionan aumentando el sonido. Esto y el aprendizaje de lenguaje de señas o lectura de los labios puede ayudar a que el desarrollo intelectual del pequeño no resulte afectado.
Los niños que pierden por completo su audición no tienen muchas opciones. Además de aprender a comunicarse sin hablar, existe el implante coclear, un aparato que se inserta en el cráneo para estimular el nervio auditivo y que la persona escuche. En el país no está disponible y en el extranjero cuesta entre $25,000 y $30,000, según el doctor Fuentes.
Existen diferentes evaluaciones que se pueden hacer cuando se sospecha que un niño está perdiendo su capacidad auditiva. Incluso para bebés de tres meses de edad hay exámenes específicos.

Los niños que van a la escuela y tienen pérdida del oído pueden tener retraso académico que se adjudica a su falta de atención sin saber que la causa puede estar en su dificultad de escuchar.
Lo mismo si suelen mirar a la televisión a un volumen muy alto es necesario prestar atención y consultar con un especialista, en este caso, el otorrinolaringólogo. Hacerlo a tiempo puede marcar la diferencia entre sordera total o leve.
Este artículo fue publicado en La Prensa Gráfica, el Salvador.

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