jueves, 15 de enero de 2015

Aprendamos a mirar más a los niños y niñas



Foto tomada en Ucayali, MTMZ, 2014

En los últimos años,  numerosos estudios se han realizado con la finalidad de conocer más cómo crecen y se desarrollan los niños y niñas, los estudios nos develan la importancia de los primeros años de vida y el impacto sobre su desarrollo humano. Estos estudios son fundamentales para tomar decisiones sobre las políticas y programas dirigidas a la primera infancia y para garantizar el buen uso de los recursos públicos, dado que la inversión en la infancia trae consigo un retorno económico.
Las diversas investigaciones  nos muestran la complejidad de los primeros años de vida de todo ser humano y la importancia de una mirada integral para lograr su óptimo desarrollo, así como los múltiples factores que están presente y que afectan positiva o negativamente su desarrollo, tales como por ejemplo: la calidad de las interacciones con los adultos que los cuidan así como la calidad del ambiente con el que interactúa desde la etapa gestacional, la importancia de una buena nutrición y agua segura.
Hay una gran responsabilidad de los adultos por ofrecer cada vez mejores ambientes y mejores oportunidades a los niños y niñas.  Pensar en los niños antes de ser concebidos nos permite preparar condiciones para que vengan al mundo con las mejores oportunidades posibles.
Sin embargo, la demora en la implementación de políticas integrales y sostenibles dirigidas a la infancia y la falta de decisiones políticas oportunas, han traído como consecuencia el incremento de adolescentes infractores de la ley y la delincuencia juvenil, que en vez de contribuir a la sociedad, traen consigo la inseguridad y la violencia y por ende, mayores gastos en materia judicial y servicios de rehabilitación.
Implementar políticas dirigidas a la prioritariamente a la primera infancia, implica una mirada integral de las trayectorias por donde transcurre la vida de los niños y las niñas, por un lado el fortalecimiento de la familia como el primer microsistema y a la comunidad de donde salen redes de apoyo familiar, y por otro lado, la oferta de los servicios, los cuales no solo pueden estar enfocados en el incremento de cobertura, que por cierto, es bastante lograr que las familias acudan con hijos pequeños a los servicios, sino de garantizar la calidad de los servicios y el aumento de la demanda por parte de la población.
En contexto de pobreza, aún tenemos una gran brecha que cerrar, es prioritario  llegar a quienes no gozan de los servicios del estado, pero más aún a quienes no tienen acceso a la educación y a un trabajo digno que les permita mejorar su calidad de vida y aportar con su trabajo a mejorar la vida de sus hijos por ende a la sociedad.
Ahora más que nunca, es necesario que existan más personas, organizaciones e instituciones comprometidas con este tema, difundir mayor información a los padres y cuidadores, así como mejorar las capacidades de los técnicos o profesionales  que trabajan directamente con los niños y niñas, ya no es un tema solo para mujeres, como antes se creía, es un tema que abarca a todos los hombres y mujeres, de toda clase social y de toda edad.
Frente a lo mencionado anteriormente, es importante reconocer que cada niño y niña desde su concepción es un ser único y viene al mundo con un gran potencial,  su historia personal, los antecedentes de su gestación o las condiciones de vida de sus padres son determinantes para la mejora o deterioro de dicho potencial. Por ello, mirar más a los niños en su vida cotidiana, más allá de los libros, será una forma de acercarnos a ellos de entender sus necesidades, intereses e iniciativas. Actualmente existen tecnologías que permiten  ver a los niños desde el vientre materno, ver sus movimientos y sentir sus latidos, los padres pueden  ser testigos de cómo se está formando el nuevo ser, esta acción los hace sensibles y genera en ellos expectativas por darle lo mejor.
Mirar a los niños significa ser empáticos con ellos en donde quiera que se encuentren, estar pendientes de lo que hacen, de la forma como los padres le permiten o no que pueda desarrollarse, de estar atentos a sus oportunidades o limitaciones, de tomar decisiones oportunas para el presente y  el futuro de los nuevos ciudadanos. El estado tiene la responsabilidad de ofrecer servicios  de calidad, que se encuentren articulados entre sí, con personal capacitado para brindar orientaciones a los padres y ayudarlos a mejorar sus prácticas de crianza a partir de sus propios recursos. Mirar a los niños implica comprender el contexto social, económico y cultural en que se desarrolla y estar atentos de cómo los propios niños y niñas son capaces de adaptarse a dichos contexto, mirar a los niños es estar alertas para intervenir oportunamente sobre los entornos para que puedan enriquecerlos de experiencias positivas y no sean dañinos o perjudiciales para ellos.

Si aprendemos a ver más a los niños y niñas entonces crecerá la demanda por mejorar nuestras capacidades para mejorar nuestra comunicación con ellos, para interactuar con ellos,  jugar con ellos, para preparar espacios adecuados para ellos, para protegerlos de la contaminación ambiental, para ofrecerles una vida sana y sobre todo, para darles la seguridad afectiva, tan importante para su regulación emocional y para que experimente sin miedos el mundo que lo rodea, para que puedan conquistarlo y transformarlo.

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