martes, 6 de octubre de 2009

Cómo invertir mejor en la infancia

El informe de la OCDE 'Doing Better for Children', publicado a principios de septiembre, pasa revista al gasto público en la atención a la infancia y ofrece recomendaciones a los gobiernos para invertir mejor en este campo. Aunque habla de la infancia, el informe se extiende hasta los menores de 18 años.
Álvaro Bustos/Aceprensa - 11-09-09
Los países con mayor renta pueden gastar más en la infancia. Es lo que explica la diferencia entre los 16.500 € que invierte México y los 143.000 € de Noruega, último y primero según los datos recabados por los investigadores de la OCDE. España se sitúa en la mitad baja de la tabla con 63.000 €, lejos de los 98.000 € de EE.UU. y de los 115.000 € de Francia. Por su parte, Grecia, Corea y Nueva Zelanda invierten menos de lo que cabría esperar de sus posibilidades económicas.
Tres tipos de gastos
Tres son los principales ámbitos a los que se dirigen las ayudas. Un 60% del gasto medio de los países de la OCDE cubre conceptos relacionados con la educación infantil. Un 25% va dirigido a ayudas en efectivo a familias con hijos, un porcentaje aún más amplio en países como Austria, Alemania o Gran Bretaña. El tercer tipo de ayuda es la subvención por servicios de guardería infantil, partida bastante amplia en los países nórdicos (una quinta parte del gasto total), pero más reducida en los países asiáticos y del Pacífico. Existen también diferencias en el tramo de edad infantil al que los gobiernos dirigen sus inversiones. Suiza y Corea invierten poco en la infancia temprana (menores de 5 años), todo lo contrario que Hungría, Finlandia o Eslovaquia. México y España contrastan con la media de la OCDE por su inversión relativamente elevada en la infancia media (entre 6 y 11 años). Francia, Bélgica e Irlanda optan más bien por el tramo de la infancia tardía (a partir de 11). En conjunto, la infancia media se lleva un 36% de los recursos en el promedio de todos los países estudiados, frente al 40% del período tardío y el 24% del temprano.
Calidad de vida y educación
Lo cierto es que ningún país destaca en todos los índices de bienestar infantil. En efecto, para trazar la radiografía completa de la infancia el estudio cruza información procedente de diversos indicadores. Por ejemplo, el bienestar material de los niños se obtiene a partir de las rentas de las familias en las que viven, de los índices de pobreza infantil (más del 20% en países como México, Polonia y EE.UU.) y de las informaciones sobre acceso a material escolar.
Para obtener los índices de calidad en el apartado educativo se vuelve sobre los resultados del ya conocido informe PISA. Italia, España y Reino Unido superan la media de la OCDE (7,9% ) en el porcentaje de jóvenes sin educación, empleo ni en formación profesional (llamados neets: “Not in Employment, Education or Training”). México y Turquía arrojan un promedio aún más negativo. En conjunto, se da más el fenómeno neet entre chicos que entre chicas.
La calidad de vida escolar se pondera a partir de dos índices: el porcentaje de acoso escolar (lo denuncia un 11% ) y la sencilla respuesta de los mismos chicos a la pregunta de si les gusta el colegio: tan sólo un 27% afirman estar contentos en la escuela. Todavía por debajo de esta cifra se sitúan países como Chequia, Italia o, significativamente, Finlandia, gran triunfadora del informe PISA.
Hábitos de salud y comportamientos de riesgo
Dentro del apartado protección, se incluyen dos conceptos distintos: salud (y seguridad) y comportamientos de riesgo (bebida, tabaco y sexo). En el primer caso, junto a los datos sobre vacunación y cobertura sanitaria, se cuentan algunos índices de actividad física y deporte: los niños menos deportistas son los irlandeses, eslovacos y norteamericanos, frente a Francia y Suiza que ofrecen los mejores registros. España queda aquí por la mitad alta de la tabla.
Los más precoces fumadores pertenecen a Austria, Chequia, Finlandia y Hungría; en cambio, los adolescentes y jóvenes de Canadá, Suecia y EE.UU. fuman menos y más tarde. Por otro lado, uno de cada tres jóvenes de 15 años afirma haberse emborrachado dos o más veces; Dinamarca, Finlandia y Reino Unido ostentan los índices más elevados de alcoholismo joven. Nueva Zelanda y Finlandia lideran el triste número de suicidios jóvenes, un fenómeno bastante más extendido en chicos que en chicas.
En general, allí donde hay suficientes datos, las chicas obtienen mejores resultados que los chicos. Es sabido que así es en términos de educación, como explicó el informe PISA. Pero hay otros indicios: es superior en todos los países el porcentaje de chicas que dicen encontrarse a gusto en el colegio y sus resultados académicos suelen ser también mejores. Salvo en dos países, son más los chicos que denuncian casos de acoso escolar (bullying).
La tasa de embarazos y nacimientos en adolescentes es alta en México, Turquía y EE.UU. Bajo la fría asepsia de las cifras, se pondera como mérito la menor incidencia de “comportamientos de riesgo” entre los jóvenes de Japón, Corea, Noruega y Suecia: se adivina aquí la extendida práctica del aborto ante los llamados embarazos no deseados.
Familias monoparentales
Doing Better for Children pone de manifiesto la incidencia negativa en los niños del fenómeno de los hogares monoparentales. Vivir sólo con el padre o con la madre lleva consigo peores resultados en diversos aspectos, en particular en lo tocante al bienestar infantil y a las conductas de riesgo.
En EE.UU. solo un 57% de los niños vive con sus dos padres, un promedio que sube hasta el 85% en los países del sur de Europa, incluida España; Irlanda y Polonia presentan promedios similares a estos últimos. El porcentaje general es el 75% . En Canadá, Dinamarca y EE.UU. el número de hogares monoparentales es significativamente elevado.
Se observan tendencias similares en el caso de familias recompuestas (padre o madre con nueva pareja), que constituyen un 8% de los hogares con hijos: frente a la menor incidencia del fenómeno en Polonia, Turquía y los países del sur de Europa (Italia, Grecia), se observa una mayor extensión en los países nórdicos (12% ), así como en Reino Unido y EE.UU.
Algunas propuestas
El informe concluye con algunas sugerencias y pautas de actuación para los poderes públicos. Entre otras, cabe destacar las siguientes:
- Concentrar la inversión en la infancia temprana (hasta los 5 años).
- Invertir más en los niños que presentan alto riesgo de pobreza infantil y, particularmente, en todos los periodos de su desarrollo: los chicos de riesgo necesitan más recursos pero importa concentrarlos en las primeras etapas de su crecimiento.
- Fomentar, para los periodos de infancia media y tardía, ciertas medidas que, hoy por hoy, son más frecuentes en los primeros años: seleccionar a los mejores profesores para los alumnos de mayor riesgo, dilatar la jornada escolar y aumentar el acceso a la educación extraescolar.
- Mezclar ayudas en metálico y en servicios: cuanto más delicada es una situación familiar, tanto más efectivos se muestran los pagos en especie (servicios) en lugar de en dinero líquido.

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